Has comenzado o estas a punto de comenzar a aprender italiano y tu lengua materna es el español. Muchos de tus conocidos, familiares y amigos te dirán que es "muy fácil", ya que se parece al español y probablemente también lo has pensado. Muchos alumnos se ven en la necesidad de aprender italiano por motivos de trabajo, estudios en Italia o bien por que tienen una pareja italiana, etc. Otros han decidido emplear su tiempo en adquirir alguna nuevo conocimiento y se han planteado el reto de aprender una nueva lengua extranjera y quizá han decidido probar con italiano para no someterse de inicio a un reto más complejo como podría ser el japonés u otros.
Muchos de mis alumnos me han dicho "el italiano me resulta fácil porque cuando escucho a alguien hablar italiano le entiendo perfectamente". Aunque esto puede ser cierto, es recomendable tener en mente que comprender un idioma es sólo una fracción del proceso de dominar un idioma. Por otro lado, es probable que la exposición a ese idioma haya sido mediante un escenario controlado, es decir, quizá el italiano o profesor de italiano (no italiano) ha empleado una velocidad y lenguaje moderados para que el interlocutor pudiera recibir el mensaje con claridad. El italiano y el español son muy parecidos y eso es incuestionable. La "distancia interlingüística" es más corta que por ejemplo entre el español y el alemán, cuya distancia interlingüística es mucho mayor.
Cuando escucho a mis nuevos alumnos hacer comentarios de ese tipo, entiendo que hay una sensación de confianza, la cual es buena para mantener el ánimo y la motivación, sin embargo aprecio un patrón en el que poco a poco los alumnos van descubriendo en el idioma pequeñas dificultades que contradicen la percepción inicial de que "el italiano es simplemente fácil".
Si debiera expresarlo en otras palabras, luego de más de 15 años de experiencia en la enseñanza de este idioma (muy en concreto a hispanos) es que el italiano no es "fácil", sino "accesible" a los hispanos, debido a dicha similitud, pero también debo añadir que en muchas ocasiones es esta similitud la que provoca algunas de las dificultades:
- los falsos cognados ("I falsi amici", sobre lo cual también tengo una vídeo lección al respecto en el canal de YouTube), son algunos de los pequeños obstáculos del idioma. Aunque son dificultades "mínimas", lo cierto es que cada pequeña dificultad suma para que en general el italiano sea una lengua no tan sencilla de aprender como se considera en un inicio.
- Las interferencias lingüísticas, que si bien, los falsos cognados tienen parte de ello, me refiero a interferencias de diferentes órdenes dentro de la "idiomática", por ejemplo el acento y la pronunciación, los cuales a menudo interfieren, sobre todo en hispanos y que por su naturaleza cognitiva (muy arraigada en el uso de la propia lengua materna), resultan difíciles de corregir y requieren de una práctica especial y un monitoreo por parte del hablante y su interlocutor experto (o cuando menos dispuesto a ayudarle a mejorar). Un ejemplo de interferencia lingüística muy común y que seguramente algún profesor o profesora de italiano que esté leyendo este artículo podrá corroborar es el de las palabras "Università" y Città" en las que suele haber una recurrente pronunciación incorrecta: en el primer caso, suelen pronunciarla a la italiana como si se escribiera con "c", o bien sin acento "Univercita" y "Universita" respectivamente, lo que hace que como profesores hagamos cada ciclo y con muchos alumnos un monitoreo frecuente para la corrección de la adquisición y uso de estas dos palabra (solo por mencionar dos). En el segundo caso hay una tendencia de los hispanos a omitir el acento y a equivocar frecuentemente en la fonética de la consonante "c" (muy específicamente en la palabra citada), por lo que a la italiana suelen leerlo "Sita" o bien sin acento o sin tomar en cuenta la doble "t" "Cita". Quienes son profesores de italiano podrán dar testimonio de este error tan común, tan repetitivo, tan frecuente.
- Exceso de confianza: aunque mucho depende de los motivos por los que alguien estudia italiano, en algunas ocasiones es necesario aprobar exámenes de italiano y no sólo lograr comunicarse en italiano durante un viaje o conversar entre amigos italófonos. Ocasionalmente es necesario acreditar pruebas, exámenes o certificaciones y en esos casos "cada error cuenta". Sin embargo, algunos estudiantes no suelen repasar, llevar apuntes o dedicar un poco más de tiempo del que ya se le asigna a la materia, pues al considerarlo tan similar al español y al entenderlo cuando lo escuchan, se asume una actitud de confianza (para mi gusto un poco excesiva) y no se considera el estudio extra como una herramienta de apoyo. Lo cierto es que al incorporar la producción (hablar o escribir) y conformarse con "entender cuando alguien habla", los alumnos se ven en serias dificultades, pues entenderlo es sólo una de las habilidades a las que aspiramos cuando debemos aprender un idioma. Los profesores de italiano experimentamos a menudo esta tendencia por parte de los estudiantes y nuestras recomendaciones giran en torno al estudio, a la práctica, al repaso, a la profundización de los conocimientos y especialmente al desarrollo de las habilidades de producción (hablar y escribir), sin embargo es uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos y este punto sigue siendo una de las debilidades que generan la desmotivación en los estudiantes en el mediano y largo plazo.
Hay otros varios elementos que se van sumando en contra del estudiante y algunos de ellos ya se aproximan más a las condiciones individuales de cada alumnos: la motivación, o mejor dicho, la desmotivación que ya se ha mencionado, es un factor crítico que afecta cualquier aprendizaje. En una ocasión recibí en el mismo grupo a un alumno que hablaba varios idiomas, sus preguntas en el aula eran avanzadas y profundas, llenas de interés en la materia, pero un par de clases después de haber iniciado el curso, recibí a un alumno que se encontraba en la cara opuesta de la moneda: una señora tocó a la puerta del salón de clases, llevaba puesto un traje de enfermera (era sábado) y llevaba a su hijo, un joven de 13 años que no se veía muy contento. La mamá del joven fue muy clara y me dijo "lo traje a italiano porque ya no quiero que esté los sábados sin hacer nada en casa mientras me voy a trabajar". Así se incorporó en el aula un joven al que nada le interesaba aprender italiano, compartiendo aula con un adulto que hablaba varios idiomas, que era guía de turistas y que recién comenzaba a trabajar con italianos y que estaba altamente motivado a aprender. Por si fuera poco, las preguntas avanzadas del alumno más motivado a veces confundían a los demás alumnos y claramente causaban desesperación en el alumno de 13 años.
En todos los años que llevo viviendo única y exclusivamente de enseñar italiano, he visto un poco de todo y cada día me sigo sorprendiendo con nuevos casos y contextos; personalmente los casos que no dejan de llamar mi atención son aquellos en los que hay alumnos que demuestran capacidades destacadas, que tienen facilidad para aprender el idioma y que requieren un poco menos de esfuerzo del que normalmente requerimos cuando aprendimos el idioma otros de nosotros (me incluyo), pero que pese a dichas cualidades, demuestran desinterés por el idioma y eso termina impactando de forma negativa en su relación con el italiano y el profesor, en su percepción de si mismos y en los resultados al final del proceso. Para balancear un poco de contraste, debo añadir que he sido favorablemente sorprendido por otros alumnos que pese a algunas dificultades físicas, sociales o simplemente que se les da mejor otro tipo de habilidades que no tienen que ver con los idiomas y que a pesar de ello siguen adelante y les cuesta el doble o el triple que a la mayoría y que finalmente consiguen un nivel de italiano mucho más que aceptable.
Podría seguir citando muchos casos, ejemplos y variantes, por ejemplo el profesor, que si bien no hemos mencionado, también juega un rol importante en todo el proceso, pero no olvidemos que hay aprendientes autodidactas, en cuyo caso tendríamos que hablar de sus estrategias de auto aprendizaje, de los materiales que utilizan, de los recursos y el tiempo que suelen dedicar a su propósito de aprendizaje, o si se encuentran dentro de Italia o fuera de ella, etc.
descritos como algunos de los principales puntos que un nuevo alumno de italiano debe considerar. Antes de comenzar a aprender italiano, creo que estas son las preguntas clave que podrán ayudarte a clarificar una ruta de acción y una intensidad y compromiso adecuados que tendrás que monitorear constantemente para mantenerte motivado(a), pues en síntesis, la motivación, si no es el único, es uno de las mejores elementos que llevan a los y las estudiantes a obtener los mejores resultados. Intenta responder a estas preguntas con sinceridad y luego de haber hecho un pequeño ejercicio de reflexión:
- ¿Por qué quiero aprender italiano? (la causa que me motiva)
- ¿Para qué quiero aprender italiano? (la consecuencia; lo que deseo obtener durante y después del aprendizaje, por ejemplo algún beneficio económico, personal o académico)
- ¿Cual es mi nivel de compromiso con este nuevo propósito de aprender (del 0 al 100)?
- ¿Cuántas horas efectivas puedo dedicar realmente a este objetivo? (considerando no solo las horas clase, sino las horas extra que dedicarás al estudio de este idioma).
- ¿Qué tanto influye en mi (de 0 a 100) la idea de que "el italiano es fácil porque se parece al español"? (En la medida en que esta idea no sea tomada bajo cierto cuidado, puede provocar un exceso de confianza que impacta en el compromiso del alumno con el objetivo).
- ¿Voy a estudiar sólo, o con la guía de un profesor, un curso, otros amigos que también desean aprender?
- ¿Cómo podría recuperar mi motivación en caso de perderla en el camino? (esta es una de las preguntas más importantes, pues el 90% de las personas encontrará más dificultades de las que pensaba al iniciar a aprender italiano, mientras que el otro 10% probablemente se anticipaba a que no todo sería tan sencillo, mientras que al proponerse aprender chino, un 90% esperarán que sea difícil, por lo que habrá una predisposición y compromiso mayores).
- ¿Busco pasar o busco aprender? (esta es una pregunta exclusiva para quienes por algún motivo han tomado italiano como una materia o compromiso obligatorio y que deben acreditar un curso o una materia; este tema amerita un artículo especial aparte, pues no es un problema exclusivo del italiano, sino de cualquier conocimiento que deba ser acreditado en un curriculo académico obligatorio, incluso podría decirse que este fenómeno es el obstáculo número uno para un gran porcentaje de alumnos en esta situación y que muchas veces se resume en "yo elegí italiano porque creí que era fácil" y "yo elegí italiano porque estoy escapando de inglés").
La experiencia de aprender italiano no tiene por que ser una "mala experiencia", como si fuera un mal paso al que hay que darle prisa o un asunto que debe darse de forma instantánea por considerarlo tan parecido al español.
Probablemente quienes están leyendo este artículo y tienen nada o muy poco tiempo de haber comenzado a estudiar, consideren que lo que aquí se dice está muy alejado de su caso, pero les recomiendo, si tienen la posibilidad, de acercarse con personas que llevan más tiempo estudiando el idioma. Curiosamente, mis alumnos entran a la primera clase con las ideas ya mencionadas, pero cuando pasan a niveles intermedios o incluso más avanzados, su opinión cambia y formulan comentarios como "Me molesta cuando mis amigos u otras personas me dicen que el italiano es muy fácil... ¡No saben lo que dicen, siento ganas de pedirles que lo intenten y que luego me cuenten!". Y nuevamente apelo a otros profesores de italiano que me entenderán cuando les digo que la intención de nosotros (los profesores de italiano) no es llevar la contraria y decir "¡Ah pues como piensas que lo que yo enseño es fácil, te lo voy a poner difícil!". Todo lo contrario: nosotros, con la experiencia, ya sabemos de antemano en dónde encontrarán tropiezos y dificultades nuestros alumnos hispanos, confusiones por la similitud, errores de concordancia, falta de estrategias de aprendizaje, falta de motivación, falta de interés, algunos temas especialmente complicados (uso de auxiliares en tiempos compuestos, preposiciones, concordancia), etc. Nosotros buscamos formas de simplificar y aclarar lo más posible aquellos conceptos más difíciles de asimilar, pero al volver a empezar con un nuevo alumno o un nuevo grupo, se vuelve a repetir el ciclo. Ya puedo imaginar algunas expresiones de colegas que leen estas palabras y pueden dar veracidad de esto.
A los apreciables recién alumno o futuro alumno de italiano,, ya sean autodidactas o con un profesor nativo o extranjero, o cualquier modalidad que elijan, les deseo un excelente camino en el aprendizaje del italiano; un día verán el fruto de todo ese esfuerzo. El italiano y el español se parecen, pero ello no resta o demerita el hecho de que es necesario poner de su parte y mantener la motivación elevada, así como aceptar con prontitud aquello que simplemente no equivale exactamente a como lo pensaríamos, lo diríamos o como funciona en español. Son dos idiomas diferentes y uno no depende del otro para subsistir: cada uno tiene sus reglas y a veces coinciden y se parecen mucho, pero en otras ocasiones simplemente hay que aceptar las reglas y la naturaleza del italiano como son, sin tratar de encontrar lógica a través de la lengua materna. Seguramente un chino o un árabe tendrían menos resistencia ante el italiano porque provienen de lenguas que no entran en conflicto, así como probablemente un hispano cuestionaría mucho menos la gramática árabe y la aceptaría como es porque el español no se establece como un molde con el que de antemano esperamos que tenga que cuadrar. Mantener una flexibilidad gramatical (por así decirlo) y apertura a adquirir conceptos nuevos va a ser un punto clave.
Les deseo un excelente camino y una grata experiencia en el aprendizaje de italiano.
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GRAZIE
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